Hoy nos jugamos algo, puede que mucho. Realmente ya estamos descendidos matemáticamente, pero si ganamos los dos partidos que nos quedan, podemos quedar 4º por la cola, lo que posiblemente a posteriori signifique salvar la categoría. Mas parece que algunos no saben de la importancia de este partido, o simplemente les resulta indiferente. Así que afrontamos el encuentro con siete jugadores de inicio, uniéndose al descanso Unai, que hace el esfuerzo por llegar.
Un partido en el que la idea clave es imponer un alto ritmo de juego, desde la defensa hasta el ataque, lo afrontamos con muy poca gente para ponerla en práctica. Es una pena, pero aún así creo que ganaremos, porque simplemente el equipo contrario se me antoja que no es mejor que nosotros, si les defendemos, por fin, como es debido.
Y lo hacemos a ratos, pero los despistes defensivos, y la calidad de los jugadores visitantes, provocan que en la primera parte el mismo jugador exterior nos meta un montón de puntos, y que el pívot que tiene Txiki, al que ya durante el primer cuarto se le veía 'asfixiado', nos cree muchísimos problemas sobre todo en el último cuarto, que es cuando teóricamente su condición física podría ser peor. Y esto dice poco de nuestra defensa, pero también de las rotaciones que hago, o más bien que no hago durante este último período. Mis despropósitos a este respecto son muy importantes en el resultado final.
Es impotencia lo que noto al acabar el partido. Impotencia por no haber solucionado lo que se encontraba tan cerca del sentido común, los cambios defensivos no realizados, el mal ataque no controlado y subsanado, y la poca habilidad para ver dónde se encontraban nuestras ventajas tácticas en la ofensiva, donde podíamos haber creado muchos problemas a los visitantes.
Con las soluciones tan claras, la impotencia llega por enésima vez, por lo que se podía haber hecho y no se hizo. Y más en este día, con lo que se celebra...
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