domingo, 4 de mayo de 2014

Certificado de impotencia (1)

Galdakao S.B.T. 72  Parque Bilbao 37
Dos partidos en el mismo día, con dos objetivos muy diferentes, con un enfoque didáctico muy diferente, con una presión respecto al resultado muy diferente, y sin embargo, tristemente, con un resultado prácticamente idéntico:  certificado de impotencia como entrenador, es decir, nulidad para mejorar a unos equipos que pueden hacerlo mejor. No hay excusas, y sí que podrían buscarse, y en seguida las encontraríamos.
Por la mañana, comenzamos de inicio con una defensa que si bien no me parecía la óptima para ganar, sí la más didáctica para mejorar dada nuestra clasificación. Mas las ganas y la concentración con la que comenzamos a defender, y también a atacar, nos hacen perder el primer cuarto por 23-8. Así que muy pronto el partido está perdido. Con este equipo de 2ª ya ni competimos. Y en ataque, prácticamente ni atacamos. Desesperante es que ante una defensa zonal con un 'agujero' evidente nos empeñemos en atacar 'en dos pases', y sólo por el lado más defendido; y además sin una competencia evidente en el tiro no hacemos juego de equipo. Así casi todo el partido.
Mientras todo esto va sucediendo, siento impotencia. Por no ser capaz de que se entienden y se ejecuten en el campo las pocas y concretas instrucciones que voy dando. Se me antoja que no somos casi 40 puntos peores que el equipo local, como llegamos a tener en contra en algún momento.
Iñigo que tiene una gran contribución ofensiva sin embargo está bastantes minutos sin jugar. Reservo a cierta gente para el partido de la tarde, y también en eso me equivoco, viendo lo que sucederá en el siguiente partido.
 
Somos una vez más 'blanditos' defensivamente, lo que facilita un arbitraje que, pese a ello, es muy malo. Las decisiones de este árbitro no parecen seguir criterio alguno, las antideportivas son o no son según le va bien, las faltas lo mismo, aunque finalmente las faltas ya ni son. Y a pesar de su calamitoso arbitraje, se siente molesto porque uno de nuestros jugadores tenga el número 91. Hace un informe por la uniformidad de nuestro equipaje. Pero y aún a pesar de nuestra culpa en ese sentido, lo más curioso es que este tipo no pueda o no quiera arbitrar bien (como por ejemplo tocar el balón en los saques de banda como marca el reglamento) y se preocupe del número de nuestras camisetas. Es la segunda multa a que nos vemos abocados por obra y gracia de este tipo. La anterior, en Trápaga hace unos años, de infausto recuerdo. Lamentable.
 

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