Llegamos a Gernika, a Maloste. Buen pabellón para un nuevo comienzo, para una nueva temporada de ilusiones, de esfuerzos unidos para obtener victorias que nos fueron esquivas hace bien poco, para un año de nuevas esperanzas. Pero además, es un buen pabellón para la vuelta de jugadores de Parque, que nunca se fueron del todo. Porque este fin de semana vuelven tres clásicos de este club, tres ídolos, cada uno a su forma y manera.
Cuando entramos en Maloste no siento nada especial, ni pienso en todo esto... Posiblemente me he vuelto insensible con el paso del tiempo, con los muchos años en el equipo. "La ilusión no debe perderse nunca", y ahora parezco estar incumpliendo mis propias palabras. Debo cambiar algunas cosas, y ésta es una de ellas, la sensibilidad por lo que merece la pena, el no olvidar que este club esta formado por y para personas. Que los pequeños detalles acaban siendo más grandes que las grandes estadísticas, y que deben cuidarse, alimentarse cada día. Y que la ilusión por este club no debe extinguirse en mucho tiempo. Esas deben ser mis esperanzas, y si no lo son, tendré que reinventarlas.
Hoy vuelve Adrián, quien siempre ha sido un asiduo a cenas y festejos del club, quien nos ha demostrado una ironía, un proceder segoviano que le ha convertido en insustituible en dichas celebraciones. Siempre ha estado por aquí cerca, y su vuelta al juego Parque se antoja, cuanto menos, provechosa para el grupo, para un sentimiento de equipo que este año parece más remarcado de lo habitual.
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