Jugamos contra los segundos, no será fácil, ya lo sabemos, aunque tengo buenas vibraciones.
Conozco algo al entrenador que este año tiene Salleko, y me dice que juegan como a él le gusta, a correr. Así que ya me imagino que defenderán con mucha intensidad y buscarán contraataques y transiciones continuamente. Lo que el míster no me ha dicho es si a él le gusta jugar a dar palos, porque a eso se dedicará también el equipo visitante en el partido de hoy.
Pronto se verán nuestras dificultades, nuestras carencias. Pronto nos demostrarán, ante nuestras narices, que nuestra falta de intensidad en los entrenamientos provoca situaciones como éstas, que cuando en el partido el contrario sí la tiene, nos sorprende y no estamos preparados para contrarrestarla. No es la primera vez que nos sucede; quizá ahora aprendamos de esto, quizá desde la autocrítica pensemos en cuál es nuestra realidad, y tratemos de enmendarla. Por mi parte hay un gran trecho de autocrítica que hacer por los errores de este partido. Tengo que buscar alternativas ante situaciones que, a posteriori, se me antoja que no eran irresolubles; más bien al contrario, que podíamos haber solventado eficazmente. Me doy cuenta que este partido, pese a la defensa rival, y a los palos recibidos, era ganable. Tan sólo había que resolver un problema, aquel que nos obcecó a casi todos, aquel que no supimos enmendar, y que sobre todo en el segundo cuarto nos privó de la victoria.
Debo tener la mente lo suficientemente ágil para afrontar determinadas dificultades, y procurar mejores rotaciones de banquillo ante éstas, o ante la escasa voluntad de los jugadores en hacer lo que se les ha dicho que hagan. Por un lado no debo ser tan cabezón en ideas que por cualquier razón no funcionan, mas tampoco debo permitir la cabezonería de los jugadores.
Básicamente perdimos el partido en el segundo cuarto, y en él no tuve, no tuvimos la sangre fría para buscar soluciones.
Durante la segunda parte nos acercamos, demostramos al equipo visitante que no eran tan superiores, pero no fue suficiente. Quizá también nos faltó defender como ellos, a dar palos, pero tampoco para eso estamos preparados. Hoy vino un equipo con mucha intensidad defensiva, más de la que un árbitro debería permitir, pero hoy el árbitro no tenía intención de arbitrar, porque lo que hizo fue lamentable.