Hoy es día de emoción..., y también de cabreo, nuevamente. Empezaré por esto último...
No son las 17:00 todavía, Ander y yo hemos llegado pronto, preparamos el material, los banquillos, la mesa de anotadores, balones...
Son las 17:15, el equipo visitante ya ha venido y ya está calentando. Nosotros comenzamos a llegar al colegio. Es decir, ellos están 11 sobre su campo de ataque, en el nuestro hay nadie.
Pasan los minutos, comenzamos a calentar, de aquella manera, aunque con los que estamos nos sobrará tiempo y no conviene desgastarse tan pronto.
Tenemos cinco jugadores hoy; cinco sobre 14 fichas de que consta el equipo. Bueno, seis, porque Ander que está lesionado pide ropa a los demás para cambiarse y jugar si fuera necesario.
Las lesiones, el trabajo, las vacaciones... Gente que avisa que no viene, que avisa tarde, o que simplemente no lo hace. En definitiva, jugamos en casa y nosotros estamos 5-6, el equipo visitante 11. Podíamos haber cambiado la hora, el día del partido para que estuviéramos más, pero la dejadez que he visto estos días lo ha impedido. ¿Así pensamos ganar partidos? Es más, ¿nos importa esto de ganar?
Comienza el encuentro. Empezamos perdiendo. Bueno, ¿se podía esperar otra cosa? Sí claro, es más bien que me dura el cabreo. Hay que concienciarse ya de que podemos ganar. A eso vamos...
Minuto 5, nos ponemos por delante. 0-4 en contra, y 8-0 y volvemos a tener ventaja.
Acabamos el primer cuarto con 7 de diferencia, con Iker (y los pases que recibe), y con Patxi manteniendo el ataque a buen nivel.
La canción del pirata
No hay comentarios:
Publicar un comentario